Dunkerque, la nueva película de Christopher Nolan.
- Londy Ramazzini
- 18 oct 2017
- 2 Min. de lectura

En medio de la Segunda Guerra Mundial miles de soldados británicos y aliados quedan atrapados en la ciudad francesa de Dunkerque, donde con cada segundo que pasa corren peligro de ser atacados por el ejército enemigo. La película dirigida por Christopher Nolan relata la Operación Dinamo, un complicado plan de evacuación que tuvo lugar a finales de mayo de 1940. Esta operación permitió el rescate de más de 200.000 soldados británicos y más de 100.000 franceses y belgas.
A pesar de ser una de las historias “más simples” durante su carrera cinematográfica, Chistropher Nolan hace maravilla centrándose en tres puntos: La falta de protagonismo, el juego con la cronología de los eventos y la banda sonora.
En primer lugar, está la falta del desarrollo en personajes. Con esto me refiero a que no existe un protagonista o antagonista en específico con quien la audiencia se pueda identificar. La razón es porque nos están contando la historia de un ejército, por lo tanto, nadie es más que nadie. Mantener esta neutralidad se hace para transmitir ese toque de frialdad y enseñar a la audiencia es soledad y vacío por la que los soldados pasan en su espera de ser rescatados.
Como es de esperase en las películas de Nolan, no existe una cronología lineal. Tierra, mar y aire son escenarios principales que utiliza para contar la perspectiva de un piloto aviador, un ejército perdido y un trio de ciudadanos que zarpan al canal de la Mancha dispuestos a ayudar. Lo importante de esta narrativa es el juego de los tiempos. Un día, una semana, un mes. El montaje alterna los 3 mediante un constante ritmo de ansiedad y proximidad a la masacre, lo que termina por enlazar las historias en un punto clave. La inmersión aérea se combina con la acuática y la terrestre. Las diferentes historias y contextos dan oportunidad de experimentar una montaña rusa de emociones, pues, aunque en ciertos momentos es difícil entender que está pasando, los eventos poco a poco se van alineando para llegar a una culminación inesperada.
Los personajes y el tiempo no hubieran sido nada si no fuera por la banda sonora compuesta por Hans Zimmer. Si lo comparamos con su participación en proyectos como “Inception” o “Interstellar” puede que no sea su mejor trabajo; aun así, sí es el más efectivo. Debido a la falta de diálogo entre personajes, la música se vuelve una herramienta primordial para crear esa incertidumbre en el público. Los pulsos prolongados y sostenidos combinados con el constante segundero del reloj logran crear un sentimiento de ansiedad y tensión que lleva a la audiencia al límite.
No hay duda que Dunkerque pasará como una de las mejores películas de la década. Grabada en un formato IMAX, esta película toma la angustia, precipicio y esperanza y lo plasma en la lucha interna de cada uno de los personajes. Aceptar la derrota o luchar para sobrevivir será la interrogante.

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